Cózar - Historia Siglo XVI
Historia de Cózar - Siglo XVI

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La Mancha

Según Hosta, en su Crónica de Ciudad Real (Capítulo VI, Primera Parte), en esta época queda más o menos demarcado el territorio que comúnmente se denomina La Mancha y que comprendería:"Todo el territorio, llano, raso, árido y seco, comprendido entre los Montes de Toledo y la falda occidental de la Sierra de Cuenca, y desde la Alcarria a Sierra Morena, entrando en esta demarcación la llamada Mesa de Ocaña y del Quintanar, los partidos de Belmonte y San Clemente y los terrenos de las Órdenes de Santiago, San Juan y Calatrava, con toda la Sierra de Alcaraz, siendo sus confines al N. el Tajo y la parte llamada propiamente Castilla la Nueva, al E. los reinos de Valencia y Murcia, al S. los de Córdoba y Jaén y al O. las provincias de Extremadura, extendiéndose 53 leguas de E. a O. y 33 de N. a S. Hasta el siglo XVI la parte oriental fue comúnmente denominada Mancha de Monte-Aragón, por llamarse así la sierra que media entre Chinchilla y el Reino de Valencia, y al resto simplemente Mancha; más tarde se dividió también en Mancha Alta y Mancha Baja, según el nivel y curso de sus aguas, comprendiendo la primera la parte NE. desde Villarrubia de los Ojos hasta Belmonte, país de los antiguos Lamitanos y la segunda la parte SO, incluyendo los Campos de Calatrava y Montiel, país de los Oretanos..."

Durante este siglo, la progresiva centralización de la administración real no evitó las oligarquías en los gobiernos muncipales de La Mancha, ni el avance de los señoríos. El proceso de "oligarquización" que comienza a finales de la Edad Media con la apropiación familiar de las distintas formas de poder, se hace más evidente durante estos años. Cargos públicos como regidores, alcaldes, alguaciles, escribanos... se convertirían en vitalicios y hereditarios; que si bien no estaban especialmente retribuidos si ofrecían las ventajas sociales y un poder con el que obtener beneficios económicos. Los concejos manchegos funcionaron al servicio casi exclusivo de estas clases dominantes.

Por otro lado, algunos concejos, como Alcaraz, disponían de enormes territorios que eran administrados como si de señoríos feudales se tratase, cobrando impuestos e imponiendo condiciones abusivas a sus aldeas. Como contrapunto a esta situación, y con el apoyo real ya que obtenía pingües beneficios, los grandes concejos se fueron fragmentando por medio de las compras de Privilegios de Villazgo, como hizo Cozar en 1554.

Todo el enorme territorio de las Ordenes Militares desde que definitivamente se incorporaron los maestrazgos a la Corona (1523), pasó a administrarse a través de encomiendas englobadas en partidos gestionados por un gobernador; el rey nombraba nuevos caballeros, concedía encomiendas, enajenaba o arrendaba tierras y exigía impuestos sin tener en cuenta privilegios. De hecho, las órdenes constituyeron una importante fuente de ingresos para la Corona. En resumen, las necesidades de dinero de la Corona determinaron un nuevo paso en la expansión del régimen señorial en La Mancha. Carlos V y Felipe II desamortizaron las encomiendas de las órdenes Militares y de villas de obispados que, tras breve incorporación a la Corona, fueron enajenadas a particulares, constituyendo nuevos señoríos laicos.

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