CÓZAR de La Mancha - LITERATURA SOBRE CÓZAR -

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El poeta Juan José Cantón y Cantón nos ha remitido unos maravillosos poemas que tienen por tema Cózar para que los publiquemos en esta web. Se puede consultar la biografía y obra de este poeta pulsando sobre su nombre.

Con estos poemas abrimos esta página de literatura para que todas las personas que quieran escribir sobre Cózar o sus gentes, puedan publicar aquí sus obras, poemas, ensayos, redacciones, etc. Envía tus magníficas creaciones a webmaster@cozar.info

Poemas de Juan José Cantón y Cantón a Cózar

Esta colección de poemas lleva por dedicatoria del autor: "a Sagrario Galán, de quien nunca tuvo pueblo"

CÓZAR

¡Corazón del cielo lleno de luz,

Olvidado en un lugar de la Mancha,

Zurcidos campos de viñas, olivas,

Avena, cebada, trigo, ovejas...,

Retienen el brillo de tus estrellas!

 

EL RETORNO

Volví a mi pueblo

y a mis gentes, también a los ausentes,

y reconocí en sus campos vivos

de viñas y olivos, los surcos de mi frente

y la fuerza de mis manos.

Volví a mi pueblo

y fue volver a mi infancia,

al inicio de mis sueños,

al primer horizonte,

a calles que ahora hablan de futuro.

Volví a mi pueblo,

a la exacta fotografía de mi memoria

en sus espacios y en su cielo abierto,

nunca olvidados,

a su luna en el campanario.

Voy a cerrar las maletas

y voy a abrir estas ventanas para siempre

y a encalar las paredes de mi casa.

Aquí me quedo, en Cózar,

en mi pueblo, con mi gente.

 

LOS CAMPOS Y LOS SUEÑOS SE REMECEN

Los campos y los sueños se remecen;

agitada vara, en buena lid,

la mano del hombre, ardid

cierto, en los páramos que florecen.

Allí, a los parajes donde crecen

el olivo, la avena, la vid...,

a esas tierras de la Mancha, id,

donde los rayos del sol resplandecen.

¡Ah, encinas, perdices, liebres, flores...,

el cielo de estrellas en herencia

y, al amanecer, tenues fulgores!

¡Ah, luz pura, hermosa transparencia,

sobre los verdes y rojos colores

que tiñen su ausencia en querencia!

 

MUY CERCA DEL ANHELO DE QUEVEDO

Muy cerca del anhelo de Quevedo,

un típico pueblo manchego: Cózar,

donde los dorados son campos cálidos

en los que la luz juega con sus brillos.

En la paz del canto de la perdiz,

los olivos esculpidos dormitan,

y en la línea recta del horizonte,

una iglesia quiebra el paisaje.

Con las manos, el campanario toca

el azul del cielo, vuela cual pájaro

y se eleva cual monte majestuoso,

con más ambición que cualquier sueño.

Es casi el mar, en la Cabezuela,

y son casi esmeraldas las viñas,

casi rubíes, las tierras de Montiel,

en los ojos asombrados que miran

la belleza de un confín singular:

el dulce gozo de la quietud,

aún la pureza de lo rural

y la bondad de la naturaleza.

Es la magia de lo indescriptible,

aún sencillas casas solariegas,

un típico pueblo manchego: Cózar,

muy cerca del anhelo de Quevedo.

 

EN UN PAISAJE DE PRECIOSOS PARAMOS

En un paisaje de preciosos páramos

en donde la férrea mano del hombre,

infatigable, laboriosa, fuerte,

desde hace siglos, traza sus huellas,

el prodigio de la vendimia nace.

¡Oh, la luz, en todo su esplendor,

la luz sobre los cuerpos agachados,

la luz en los viñedos polvorientos,

oh, la luz sobre las pámpanas verdes,

la luz sobre los racimos espesos!

Jornada a jornada, la cosecha.

En el ocre zumacar, las cuadrillas

recogen las uvas cepa a cepa.

El calor del sol quema en los hombros,

y pesan los capachos repletos.

Un bullicioso y lento esfuerzo,

un continuo trasiego de remolques

en los caminos, en la carretera,

en las calles y hacia las bodegas,

idas y vueltas, constantes, metódicas.

El caracoleo de los tractores

acalla los suspiros de los campos.

El aire borracho de tanta uva

se vuelve, en el atardecer, tinto.

El horizonte muere en rescoldos.

Recogidos los hombres y los útiles,

a la espera del amanecer,

las blancas casas apagan sus luces.

La hoguera del cielo, en cenizas,

son estrellas en la noche de Cózar.

 

ALREDEDOR DE VOLÚMENES BLANCOS

Alrededor de volúmenes blancos,

los alineados y cuidados campos,

una naturaleza matemática,

las líneas claras, extensas, rectas,

de las hermosas tierras cozareñas,

un permanente arcoiris de luz,

los ocres, verdes, amarillos, pardos,

una geometría infinita,

los planos de la llanura y páramos

que la pureza del aire envuelve,

¡oh, Cózar, oh, paisaje imborrable,

profundo surco en el corazón

para quien mira con ojos atentos

en tus olivares, en tus viñedos,

en tus cultivos, el azul del cielo!

 

LOS VERDES OLIVARES

Los verdes olivares

obscurecen en gris,

camino del aprisco,

vuelve de los riciales,

de los barbechos, húmedos

y fríos por la lluvia

persistente y lenta,

la mancha blanca, mansa,

pura de las ovejas

que los perros conducen,

seguros, orgullosos,

en lucha con la noche.

¡Quisiera ser pastor,

ser sombra del paisaje!

 

DEJO QUE EL SOL DEL INVIERNO

Dejo que el sol del invierno

me acaricie y sonrío

por el divino regalo

de la luz en la mañana.

Estas horas apacibles,

escasas y singulares

en mi vida sometida,

son una hermosa tregua.

El paraíso, la paz,

detenidos en el pulso

aquietado del paisaje

austero, adusto, duro.

Las encinas solitarias,

se desperezan alegres

hacia el azul del cielo,

con el canto de los pájaros.

Los olivares, las viñas,

la barbechera..., despiertan

en los poros de la piel,

la plenitud de los campos.

Al fondo, el pueblo de Cózar

cada vez más diminuto,

como un pañuelo blanco,

como nieve sobre cal.

 

ES EL TRINO DEL JILGUERO

Hay una música dulce,

un canto de libertad,

es el trino del jilguero

desde la suave penumbra.

De los campos, fluye fresca

la melodía que llama

al amarillo del sol,

para dorar los trigales.

Y del negro de la noche,

un hermoso colorido

nace, milagro lumínico

del horizonte manchego.

En el extenso paisaje,

los ocres y pardos brillan,

Cózar se vuelve más blanco

en las orillas del cielo.

 

LABRANZA DE LA HOYA

En el anochecer

hay un sueño profundo

poblado de estrellas,

un silencio inmenso

del que brota la música

intensa de los grillos.

En el amanecer

hay un canto de vida,

campos de cereales,

olivos y viñedos,

un dulce despertar

anhelando la luz.

Cuando el sol respira,

oros y esmeraldas,

en estas ocres tierras

donde pervive Cózar,

Labranza de la hoya,

llano, austero, bello,...

 

COZAR, PROFUNDO SOSIEGO

Cózar, profundo sosiego,

indescriptible pureza,

dormido sueño, quimera,

bella tierra de conejos,

donde vive la perdiz

y donde vuela el águila,

paraje hermoso, campos

de tomillo y encinas,

de jara y olivares,

de trigales y viñedos,

de rebaños y quietud,

cerca, muy cerca del cielo.

 

PUROS SUEÑOS EN EL AIRE

Las nubes como ovejas

apacibles en el cielo

se recrean en la tarde,

comiéndose la luz.

Los blancos lanuginosos

dibujan bellas estampas,

puros sueños en el aire.

Cózar inerrante duerme

en el suave horizonte.

 

PASEO POR ESTAS TIERRAS

Paseo por estas tierras,

feliz con mi noble perro,

por tanta naturaleza.

Veo las sencillas líneas

difuminarse despacio,

a la caída del sol.

Cuando se borran los campos,

un silencio negro crece

y se viste de estrellas.

Cózar despliega su cielo

limpio, transparente, nítido,

embriagador, y se duerme.

 

FELIZ Y MARAVILLADO

La fragancia de la brisa

me demora lentamente

(Cózar, latido constante),

me retiene en la noche,

que despliega, en su magia

natural y enigmática,

una profunda esencia

de perfumes y de sombras.

Seguido por las estrellas

y por la luna perfecta

(intensa, redonda, cómplice),

feliz y maravillado,

respiro toda la paz,

el espíritu tranquilo

de las silenciosas calles

y del murmullo del campo.

 

SOBRE LOS CAMPOS SE ALZA

Sobre los campos se alza,

acariciando el cielo,

en el corazón de Cózar,

la torre de su iglesia,

sólida y majestuosa,

desnuda contra el viento,

hecha de luna y sol.

El hermoso campanario,

que se ríe con las nubes

y que vuela con los pájaros,

alto, muy alto, gigante

como molino manchego,

es un faro que repica,

perceptible a lo lejos.

 

EN UN LUGAR DE LA MANCHA

Amarillo sol, los campos,

bajo el fuerte calor;

de las refrescantes sombras

emergen finos gorjeos,

mientras las chicharras cantan

a la vida, a la luz.

En un lugar de la Mancha,

refulge un edén, Cózar.

Aquí, con la tierra roja

a mis pies, bajo las ramas

verdosas de un olivo,

reposando con mi perro,

respiro la paz anhelada,

el paraíso posible.

 

UN PARAISO DE SOMBRA HERMOSO

Tañen las campanas de la iglesia

de Cózar y su eco se propaga

majestuoso y dulce por sus campos.

El aire se incendia en el rojo

de la tierra seca y polvorienta,

donde crecen los olivos frondosos.

Entre los sufridos troncos y ramas,

un paraíso de sombra hermoso,

al abrigo de la dura canícula.

 

INCREIBLE BELLEZA

Increíble belleza

de viñas y olivos,

de chopos y encinas,

de jara y tomillo,

eterna, infinita,

desmesurada vega,

en ti dejo mis ojos,

asombrados, atónitos,

en tus llanos y páramos

de mil tonalidades,

¡oh, paisaje sereno!

Todos los poemas han sido publicados por deseo del autor y con su consentimiento.
© Son propiedad de Juan José Cantón y Cantón
a quien agradecemos su gentiliza para que todos podamos disfrutar con ellos.

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